sábado, 8 de marzo de 2008

Predilección por el amarillo huevo

Pregunta a tus conciliábulos,
en ocasión de estar ausentes
entre bambalinas lúgubres,
qué es eso de estar inertes.

Balbuceando siniestros planes
que regodean las fantasías ajenas
de los pregoneros en pos
de un saludo manifiesto.

Descubiertos sus rostros
por el rojo de sus ojos,
miradas esquivas se entrelazan
en pestañas cerradas de condescendencia,

ocultos instintos destruyen
los últimos resabios de
un día hermoso como
un sol enajenado por los filtros.

Cuatro son los movimientos
dentro del espacio añejo:
inclinado hacia el rojo,
opuesto al azul, verde por el centro,
nogro por los bordes,
estribos plateados te contienen
en un gris de no dar más.