martes, 1 de abril de 2008

La evolución ciclópea de la bicicleta (I)


Del origen de la motivación primigenia


Desde tiempo inmemorial, el hombre se vale de sus pies para andar y rodar en la tierra.
Luego, dando rienda suelta a su pericia, tomó sobre sus brazos cuanto animal andaba suelto por ahí y trató de desplazarse en él. La experiencia se basó un ciento por ciento en la prueba del ensayo y error. Así montó lagartos, avestruces, hienas, cervatillos, hipopótamos, elefantes, monos, cebras, chanchos, caballos, perros y gatos. No hace falta redundar en los fracasos, que fueron muchos, pero de tanta experimentación adquirió, el hombre, la destreza de dominar a la naturaleza salvaje de los animales y sacó provecho de cada una de las especies que confrontó.
Pensar que todo fue fruto de la intención vanal de descansar en vez de gastar energías en el traslado de sus tribus.
Por aquellos años era habitual ver largas caravanas de hombres y mujeres desplazarse por los territorios selváticos, sábanas y llanuras, en busca de un hogar transitable. Siempre nómade, el impulso motor de semejante travesìa era la búsqueda de alimentos, abrigo y cuanto fuera necesario para subsistir.
El caballo y su relación con perros y gatos fue el saldo positivo de la experimentación y juntos recorrieron un largo camino de milenios hasta el momento en que ya no vastó la ayuda animal y el bichito de la curiosidad picó e hizo centro en la vanidad de moverse más rápido que cualquier animal, sin ayuda de estos.



Este texto pertene a un proyecto de libro inspirado en la inquietud

del artista mercedino Octimio Landi. Uno de sus últimos proyectos

era el abordaje del tema bicicleta, a raíz de una bicicleta que poseía

de uno de sus hermanos, la cual intentó restaurar y exhibir en el

predio del circuito ciclístico de Mercedes B.

A la memoria de semejante ser creativo están destinados estos textos

que tomaron el desafío levantado por el artista antes de su muerte.

Octavio Fiorelli

No hay comentarios: