La fecha llegó y casi como una cita a ciegas, quienes se sintieron llamados por la convocatoria al encuentro de "el grito sagrado", se hicieron presente en el centro de la Plaza San Martín, Un primer paso alentador que permitió un espacio de charla, de intercambio y de proyecciones que abre una esperanza al futuro.
Acercarse, encontrarse, conocerse, son acciones que demandan romper con varias ideas que alimentan el estado de bienestar propio. Salir de la "zona de confort" es una decisión que amerita cierta dosis de inconsciencia, pero también conlleva una buena porción de curiosidad y algo de convicción en que "solo no se llega muy lejos". En este sentido "abrirse" a compartir con otros puede ser visto como una actitud de "generosidad" que guarda también en sí misma la "necesidad" de "ser con otro".
El prejuicio, la falsa seguridad interior, el egocentrismo, son necesariamente dejados de lado para dar un primer paso hacia el encuentro; el compartir miradas, ideas; expresar los pareceres construidos en años de lecturas, vivencias y acciones y permitir(se) escuchar otras historias, otras formas de pensar y sentir y contar.
Cada uno de quienes se acercaron a este primer encuentro debe haber tenido sus razones y motivaciones conscientes e inconscientes. Lo bueno a destacar es que pudo dar ese primer paso y estar: con toda la carga de sentido que guarda la palabra "estar".
En este sentido, como una primera conclusión de lo "acontecido", se puede decir que: "éramos, estuvimos, los que teníamos que ser/estar". Y eso es un gran paso para avanzar en sostener este espacio que se abrió. En pensar y compartir ideas, proyectos, acciones a futuro.
Bienvenidos seamos a compartir la experiencia de construir algo que pueda cobijarnos y expresarnos en la diversidad de pensamientos, miradas y sentires. Bienvenidos seamos a este "grito sagrado".