lunes, 26 de mayo de 2008

Escritos pasados

Desoigo y oigo a la vez los repiqueteos de las palabras insistentemente lanzadas contra mis oídos que desoyen y oyen las palabras repiqueteando una y otra vez contra ellos mismos, sin parar ni dejar de parar, constantemente, insistentemente arrojadas contra mis oídos que son repiqueteados por las palabras insistentemente insistentes, repiqueteras y danzarinas.
Una y otra vez desoigo y oigo su clamor injurioso y antojadizo contra mis dos oídos, repiqueteados por las palabras insistentes que se arrojan con furia violenta hacia el vacío cóncavo de mis oídos desoídos, de mi mente afiebradamente repiqueteada por las palabras injuriosas, antojadizamente kamicases, irreverentemente interminables y violentamente encadenadas unas a otras, interminablemente ligadas en discursos interrumpidos por un único punto, inevitable y necesario punto de descanso para mis oídos que desangran por el repiqueteo insistente e insidioso de las palabras antojadizamente arrojadas hacia ellos, necesariamente desoídas por el interminable discurrir de los discursos interminables que se acaban en un simple y sencillo punto de intersección, límite entre unos y otros, necesariamente separados, cortados, escindidos por este punto y aparte que imprescindiblemente divide dos estrofas por un simple y necesario punto y aparte.

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