sábado, 3 de mayo de 2008

la evolución ciclópea de la bicicleta (III)


Del proceso fortuito de la autonomía vehicular:



Inmersos en el espíritu de la época, en pleno apogéo de la era industrial, se produjeron diversos descubrimientos que apuntalaron la vieja añoranza del desplazamiento sin ayuda animal. En tal sentido los inventores aplicaron sus conocimientos por conseguir el vehículo que permitiera la movilidad de hombres sin esfuerzo y con autonomía de los animales.

Comenzaron a experimentar con la energía eólica, con la fusión y la combustión de elementos minerales, con el aprovechamiento de las transformaciones de los estados naturales de ciertos elementos como el agua. Estos experimentos implicaban grandes inversiones y movilizaban a una gran cantidad de intereses. De hecho la creación del ferrocarril ocupó y en cierta medida suplió a la industria de la construcción de navios en pos del hierro y el carbón para las vías férreas y las locomotoras. Pueblos enteros crecieron bajo la égida de la industria automotríz y otros tantos miles sucumbieron en cada recambio tecnológico que supuso la implantación del ferrocarril por sobre los carruajes, los autos y camiones por sobre el ferrocarril y en un mañana ... ¿el avión por sobre el automóvil?

Allá por 1790 un francés de nombre De Sirvac construyó el primer vehículo de dos ruedas propulsado simplemente con el envión alternativo de las piernas de quien lo usara. Similar en apariencia a montar un caballo,, este primordial y primitivo biciclo tuvo el modesto propósito de ser un simple juego para divertir a los nobles de la corte del rey Luis XV, mientras en las calles de París se cocía a fuego moderado la revolución.

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